Un adios a Lazaro Muñoz

Creo que ya es oficial, y se puede dar la noticia sin problemas. Lazaro Muñoz deja la revista Minami. Se ha advertido por activa y por pasiva, aunque muchos no nos lo acababamos de creer. El tipo, que lleva tantos años en el mundillo como los que más, lo deja. No es una retirada formal, con fanfarrias y conffetis por el aire: sino una retirada de la primera línea, dejando que los jovenzuelos despistados tiren del carro.

Los motivos no pueden ser más prosaicos: la necesidad de una vida más ordenada, con un puesto como profesor en algún instituto de Castilla, con un pisito por compartir y madrugadas para dormir. No pinta mal.

El caso es que hace muchos años que conozco a Lazaro. No lo digo como algo de lo que me tenga que sentir orgulloso, la verdad es que es alguien muy accesible, y durante un tiempo vivió con Jorge Orte, también de Zaragoza (y junto con él organizamos las primeras y segundas jornaicas del manga de Zaragoza, antes de que la Asociación Tatakae las adoptara y relanzara). Compartimos páginas en algún fanzine, y se puede decir que somos amiguetes (de esos que tan solo se ven una vez cada dos años, pero que mantienen el contacto mediante emails regulares). Por eso me parecía de ley escribirle un texto, después de años y años intentando algo que muchos imaginamos en alguna ocasión: Vivir del mundillo y seguir en él.

El secreto del éxito de Lázaro ha sido bastante claro desde siempre: Rodearse de los mejores y buscar la polémica. No se distingue mucho de los éxitos generalistas, donde también se busca entre los éxitos -aunque estos sean efímeros- y se provocan sentimientos enfrentados para hacer partícipe al espectador en la propia polémica del programa televisivo de turno. Es criticable? Seguramente. Pero,... funciona? Sin lugar a dudas.

Para ello, lo primero que tuvo que hacer Lazaro es crearse un personaje. Un tipo odioso, con ganas de pinchar en el ojo ajeno con la viga y que pretende hacer suyo todo el protagonismo del momento, aunque sea granjeándose los odios de medio mundillo. El resto, que no se siente atacado por él, podía ver en ese personaje su quieroynopuedo, su referente de alguien que dice aquello que no se atrevería a decir en público, de aquel enfant Terrible que le dice a todos lo que está mal y se rie de ellos... Mientras, Lázaro se sentaba frente a la pantalla de su ordenador, y se sonreía de los resultados que obtenía.En una ocasión, en el correo de una revista en la que le sustituí hablé con tanta franqueza, que incluso me llegó a llamar la atención, diciendo que no le fuera a desmontar el tinglado, aunque personalmente siempre me pareció un tema tan obvio que me sorprendía que la gente le siguiera el juego después de tantos años. Pero lo cierto es que nunca dejaron de hacerlo.

En resumen, el amigo Laz se retira, y con él se lleva a varios por delante (Los hermanos Ortega, otros dinosaurios de la primera época también se retiran), dejando un hueco que se podrá llenar con el tiempo (Rafa, te quedan muchas batallas por pasar! Ya lo sabes tu bien!), pero que a corto plazo va a dejar un vacío dificilmente sustituible. A tu salud.